Los primeros días se sucedieron como esas fechas previas a algo magnífico.
Sin días de calma.
Es, como si el tiempo no quisiera ser tiempo, para entender que quiere decir ser eternidad.
Curiosamente, en esos días la gente se dedica a hacer cosas normales.
Salen, entran, toman un café o compran el pan, trabajan y vuelven a casa, pero, la gran diferencia es qué lo hacen con plena atención de aquello qué hacen.
Si caminan, caminan y son solo caminar.
Si se sientan, parecen un buda en meditación.
Si respiran, no son distintos del aire que inhalan.
Es, como si todo fuera aquello qué es, sin ansiedad en pensar el poder ser.. Qué sentido tiene eso, cuando se acerca un momento eterno?
La respuesta es un tiempo de silencio, pues sólo en el silencio más profundo es posible empezar a oír.
Hacia sol y comenzaba un mes de junio....
miércoles, 2 de julio de 2008
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